Desde hace al menos 3.500 años, los pescadores del norte del Perú, han utilizado embarcaciones tradicionales llamadas “caballitos” para navegar en el mar.
Estas embarcaciones, hechas de totora trenzada, tienen una proa estrecha y puntiaguda que les ayuda a cortar las olas y emerger sobre ellas. Su diseño se remonta a la cultura Mochica, una civilización que floreció en la región hace siglos, como lo demuestran las cerámicas antiguas que muestran a personas usando caballitos para pescar, surfear y transportar prisioneros.
Hoy en día, alrededor de 40 pescadores aún utilizan los caballitos en Huanchaco, pero la industria pesquera se ha vuelto cada vez más difícil debido a la competencia de los barcos pesqueros comerciales, la erosión costera y la contaminación. A pesar de estos desafíos, los pescadores siguen practicando esta tradición ancestral.
Un legado que se mantiene vivo
Los jóvenes aprenden el arte del caballito de sus padres y abuelos, manteniendo viva la tradición. Tras una jornada de pesca, los jóvenes ayudan a sacar los caballitos de la playa, cargarlos y limpiarlos, así como a compartir la pesca con los pescadores mayores.
El caballito como atractivo turístico
En los últimos años, Huanchaco se ha convertido en un destino turístico, con muchos visitantes interesados en experimentar el caballito. Los pescadores ahora ofrecen paseos en sus embarcaciones tradicionales, dando a los turistas la oportunidad de vivir la experiencia del surf ancestral.
Una conexión ancestral
A pesar de los cambios, la tradición del caballito en las costas de La Libertad sigue viva. Es un testimonio de la habilidad y la resistencia de la cultura local, y un recordatorio de la conexión profunda que los pescadores tienen con el mar.
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