El 25 de mayo de 2025, una pareja, Jorge Iván Duque Mejía y María Natalia Marín, fue secuestrada en el distrito de Chepén, Perú. Este suceso desató una ola de preocupación en la región, especialmente por la inseguridad que enfrentan los ciudadanos en áreas rurales. La zona poco transitada cerca del hostal California fue testigo de este crimen.

Tres días después, el 28 de mayo, se halló el cuerpo sin vida de Jorge Iván Duque Mejía en un canal de riego en la exhacienda Lurifico. Su muerte generó un profundo impacto en la comunidad y evidenció la violencia que enfrenta Perú. La autopsia reveló signos de tortura, lo que intensificó la indignación pública y las sospechas sobre el crimen organizado.

Los secuestradores habían exigido un rescate de 50,000 soles, lo que puso en alerta a las autoridades. Desde el primer momento, la Policía Nacional del Perú (PNP) activó operativos de búsqueda, colaborando con autoridades internacionales y recogiendo testimonios que podrían llevar a la captura de los responsables. A pesar de los esfuerzos, María Natalia Marín sigue desaparecida.

La familia de María Natalia ha solicitado apoyo al Gobierno colombiano para acelerar las gestiones diplomáticas y buscar a la joven, oriunda de Guática, Risaralda. La Cancillería de Colombia ha estado trabajando en coordinación con las autoridades peruanas, reflejando la importancia del trabajo intergubernamental ante este tipo de crisis.

La situación ha generado preocupación y tristeza entre los seres queridos de la pareja y la comunidad colombiana. La desaparición de María Natalia Marín resalta la vulnerabilidad de las personas en ciertas regiones de Perú y evidencia los desafíos en la lucha contra el crimen organizado, un problema que no solo afecta a Perú, sino a toda la región.

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