El secretario de salud de los Estados Unidos está proponiendo la eliminación de los colorantes artificiales en la alimentación. Propone un cambio hacia alternativas naturales que, aunque más costosas, son consideradas más seguras para la salud, especialmente para los niños en desarrollo.

Una de las alternativas naturales es el colorante extraído de la cochinilla, un insecto que produce un vibrante pigmento rojo conocido como ácido carmínico. Este colorante puede recrear tonos populares como el «rosa Barbie», ofreciendo una opción más saludable y amigable con el medio ambiente.

Las hembras de la cochinilla viven en cactus de pera espinosa, especialmente en Perú, donde se produce una gran parte de este pigmento. Para obtener un kilogramo de tinte, se requieren aproximadamente 70,000 de estos insectos, convirtiendo la producción en un proceso laborioso.

A pesar de los beneficios de los colorantes naturales, las empresas han dependido de colorantes sintéticos durante años por su capacidad de crear colores vibrantes a bajo costo. Sin embargo, el uso de estos colorantes ha sido cuestionado debido a su potencial toxicidad.

El secretario de Salud ha advertido sobre los peligros de los colorantes sintéticos, catalogándolos como «compuestos tóxicos» que podrían afectar la salud de los niños. Esto ha generado un creciente interés por alternativas más saludables en la coloración de productos alimenticios.

Empresas como Sensient Technologies están trabajando en colaboración con agricultores a nivel mundial para cultivar los ingredientes necesarios para colorantes naturales. Esta colaboración podría resultar en un aumento en la demanda de cochinilla y otros colorantes naturales en el futuro.

Sin embargo, adaptarse a estos nuevos colorantes presenta desafíos. La transición puede afectar la consistencia y estabilidad del producto, en especial para colores que son difíciles de obtener de fuentes naturales, como el azul.

Finalmente, es importante señalar que el costo de producción de los colorantes naturales es considerablemente más alto que el de los sintéticos, lo que puede representar un obstáculo significativo para muchos fabricantes de alimentos al momento de realizar el cambio.

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