Familia sigue buscando a joven desaparecida ¡hace 9 años!

El caso Solsiret desnudó la podredumbre que rodeaba los pasillos del Ministerio Público en Lima y fuera de la capital la terrorífica espera de justicia se triplica. Kelly Cancino Novoa aguarda ser encontrada desde el año 2011.

Kelly Cancino Novoa desapareció el 4 de Noviembre del 2011 y hasta ahora no se sabe nada de ella.

“Mi hija era muy querida por todos; alegre, risueña, de corazón bueno. No puede desaparecer de la noche a la mañana, algo le pasó, algo le hicieron”, dijo a El Popular Jaqueline Novoa, madre de Kelly Cancino Novoa, joven que tenía una vida por delante con cuatro meses de gestación y que el 4 de noviembre del año 2011 desapareció de la vista de todos con tan solo 22 años.

Sin duda alguna, el caso de Solsiret Rodríguez desnudó la podredumbre que rodeaba los pasillos del Ministerio Público. La joven madre de dos niños fue cruelmente asesinada en manos Andrea Aguirre, quien tuvo la oportunidad de saber lo que realmente significaban los derechos humanos al ser voluntaria del Equipo Peruano de Antropología Forense; ese mismo derecho que le arrebató a Solsiret al quitarle la vida. Cuatro años tuvieron que pasar para que sus padres saboreen un poco la justicia, para al menos saber a dónde le pueden llevar flores y decirle cuánto la aman.

La misma suerte no corrió Kelly, quien fue forzada a desaparecer sus huellas hace nueve años de su natal PacasmayoTrujillo, donde una vez más la indolencia de nuestras autoridades mostraban su peor rostro.

Desaparecida

La mañana del 4 de noviembre Kelly se comunicó con su madre para pasar la tarde juntas como las tantas veces que acostumbraban, pero nunca imaginaron que esa iba a ser la última vez que ambas iban a escucharse a sí misma.

Cuando la joven técnica enfermera desapareció, su madre hizo la denuncia ante la policía, y en las primeras investigaciones, la Departamento de Investigación Criminal (Depincri) logró entrar a la habitación que alquilaba situado en la urbanización San Andrés de Trujillo, para realizar una prueba de ‘luminol’ para determinar si la sangre -esparcida en distintas partes de la habitación- era de un ser humano, encontrando también un equipo celular que le pertenecía a Kelly y generando la primera sospecha sobre su expareja Diego Alonso Aranda Castañeda con quien tenía años de relación.

Cuando interrogaron a Arana Castañeda, él presentaba golpes y moretones en el rostro; y cuando la policía le preguntó a qué se debía, reconoció que había tenido una fuerte pelea con Kelly, pero que “ella salió, tomó un taxi y se fue”. Evidentemente esa versión no era creíble y la hipótesis de la policía era que la joven embarazada luchó por su vida hasta el último momento, sin embargo, la irónica respuesta del de los fiscales siempre fue la misma: sin cuerpo no hay delito. A partir de ahí, la familia de la joven gestante empezó el verdadero infierno de la indolencia.

Cuatro fiscales

El suceso de Kelly Cancino desde el primer día de su desaparición, paso de ser un caso con una previsible solución rápida a un rompecabezas que la Fiscalía no encajaba pese a tener las piezas completas en mano.

El primer fiscal del caso, se llama Diego Alonso Ferrer Calderón, Fiscal adjunto provincial en la Segunda Fiscalía Provincial Penal de Trujillo, quien para poca sorpresa, fue destituido por el Consejo Nacional de la Magistratura en el año 2017 por apropiarse ilícitamente de casi 15000 soles en trámites de reparaciones civiles en el 2011, 2012 y 2013.

El segundo fiscal a cargo fue Jorge Alberto Bazán Galvez, ahora Fiscal Provincial de la Primera Fiscalía Provincial Penal de Arequipa, quien también en el 2017, fue investigado por la Corte Superior de Justicia de Amazonas bajo el delito Contra la Seguridad Pública en la modalidad de tenencia ilegal de armas.

El tercer fiscal fue Alexander Chavez Horna, quien brilló por su indolencia; y la cuarta -y última- fue Elia Vilca Julca, quien decidió archivar el caso en el año 2012, salvando a Diego Alonso Aranda Castañeda, supuestamente al no encontrar pruebas que lo vinculen con la ausencia de Kelly, pese a los notorios indicios planteados por la policía y pese a que las investigaciones determinaban que ella no había desaparecido por si sola: fue desaparecida.

A partir de allí solo existió una escasa voluntad de seguir indagando el caso para hallar los restos de la joven enfermera. Incluso, la madre del sospechoso, Liliana Castañeda, afirmaba en todo momento que Cancino Novoa se autosecuestró. “Mi hijo es hombre, la señorita es mujer y no es una santa palomita, es mayor que mi hijo”, aseguraba.

Han pasado 9 años sin Kelly y su familia, amigos y vecinos, quienes la vieron crecer, aún la extrañan, esperando pacientemente por un poco de justicia, por solo un poco de ella.

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Este artículo ha sido seleccionado y parcialmente escrito e ilustrado por Inteligencia Artificial (AI) basado en noticias disponibles.

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