Señor, yo quisiera ser limpia
de cuerpo y alma,
como la prístina azucena;
que ni el cierzo la aja,
ni el polvo la contamina.
Quisiera ser fuerte y resistente;
como la palmera del desierto,
que ni la tormenta le hace
doblegar su copa.
Quisiera ser bondadosa,
y buena y bienhechora,
como el arroyo, que amoroso
riega la campiña.
Quisiera ser sencilla y transparente,
sin asomos de hipocresía,
como las traslúcidas
gotas de rocío.
En fin.- Yo quisiera
ser franca y generosa
como el arborecente plátano
que generoso y en todo tiempo
nos brinda
sus óptimos frutos.
Del libro «Poetas de Cajamarca» de Luzmán Salas.
VICENTA BAZAN DE ARAUJO.- Celendín – Cajamarca, 1880-1955.
Cuentos y Poesías inéditas.
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