Pacasmayo vuelve a quedar sin voz en el Consejo Regional de La Libertad. El 11 de setiembre, el pleno votará la vacancia de Milagros Corrales Guanilo por inasistencias, lo que cerraría otro ciclo sin representación. La ausencia se inició el 5 de noviembre de 2024 y golpea a todo el valle del Jequetepeque.

Todo comenzó cuando Olanda Torres Cancino dejó de asistir, sin explicación, a las sesiones ordinarias el 5 de noviembre de 2024. Luego, el 27 de diciembre del año pasado, el pleno declaró su vacancia por causal de inasistencia. El 1 de abril de este año juró como accesitaria Milagros Corrales Guanilo.

Corrales postuló por el movimiento regional Trabajo Más Trabajo y, ya en funciones, acumuló tres faltas consecutivas a las sesiones ordinarias. La presidenta de la Mesa Directiva, Lorena Carranza, afirma que la consejera priorizó labores profesionales en Cusco, lo que dificultó su presencia en La Libertad. El 11 de setiembre se prevé una votación unánime del pleno.

El Consejo Regional es el órgano legislativo de La Libertad; la asistencia de sus integrantes garantiza la voz de cada provincia.

La problemática trasciende Pacasmayo. El 3 de marzo de este año, Abner Ávalos Villacorta, de Santiago de Chuco, fue vacado tras ser sentenciado por haber cobrado una coima. Seis meses después, el JNE no ha entregado las credenciales para que su accesitario, Jesús Miguel Antón Zegarra, asuma el cargo. La Mesa Directiva ha remitido oficios reiterados.

Pacasmayo carece de representación efectiva. De aprobarse la vacancia el 11 de setiembre, la falta de voz provincial continuará. Esto reduce la defensa de los intereses del valle del Jequetepeque ante el Gobierno Regional y, con las demoras del JNE, agrava el cuello de botella institucional.

El caso alerta sobre la urgencia de mecanismos efectivos para asegurar la asistencia y la continuidad de la representación. Reglas claras, sanciones oportunas, suplencias ágiles y sesiones híbridas pueden evitar los vacíos. Mientras tanto, toca a las autoridades y al JNE responder con celeridad. Pacasmayo y el Jequetepeque merecen una voz constante, estable y siempre presente.

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