El 11 de junio de 2025, Perú vivió un sismo de magnitud 5.1 que tuvo su epicentro en la provincia de Lambayeque. El temblor se sintió a las 22:36, a 43 kilómetros de Motupe y a una profundidad de 53 kilómetros. Inicialmente, el Instituto Geofísico del Perú (IGP) reportó una magnitud de 5.8, pero luego fue ajustada.

Este sismo no solo se sintió en Perú, sino también en algunas provincias del sur de Ecuador, como El Oro y Cañar. A pesar de la magnitud, no se reportaron daños materiales ni víctimas humanas en ninguno de los dos países involucrados. Las autoridades actuaron de manera rápida, activando protocolos de respuesta ante la situación.

Las provincias peruanas donde se sintió el movimiento sísmico incluyen Chiclayo, Jaén, Huancabamba, Piura, Chepén y Trujillo. En Motupe, muchos ciudadanos decidieron salir de sus casas como medida de precaución, mientras que en Ecuador, usuarios de redes sociales confirmaron haber sentido el temblor en ciudades como Machala y Pasaje.

El Instituto Oceanográfico de Ecuador verificó que no había riesgo de tsunami tras el sismo. Aun así, se instó a la población a recordar la importancia de tener mochilas de emergencia listas y establecer planes familiares. Este evento puso de manifiesto la necesidad de estar preparados para enfrentar desastres naturales.

La región de Lambayeque, como otras partes de Perú, está situada en una zona sísmica activa debido a la interacción entre las placas tectónicas de Nazca y Sudamericana. Los sismos son fenómenos frecuentes en el país, lo que hace crucial que la población mantenga protocolos de seguridad y reacción ante estos eventos.

Aunque el sismo no causó daños, sirvió como un recordatorio de la vulnerabilidad de la región ante la actividad sísmica. Es fundamental que las comunidades sigan preparándose y planificando su respuesta ante desastres naturales, dado que esta preparación puede salvar vidas.

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