Caral-Supe: Ciudad Milenaria de Perú

Caral-Supe: Ciudad Milenaria de Perú

Caral-Supe, la ciudad más antigua de las Américas, sorprende a los arqueólogos con su antigüedad de 5,000 años. Esta metrópolis sofisticada desafía las ideas anteriores sobre el desarrollo de civilizaciones en el Nuevo Mundo. Ubicada en el valle de Supe, Perú, representa el centro de la civilización Norte Chico.

En 1994, la Dra. Ruth Shady comenzó a excavar los montículos aparentemente no destacados en el valle de Supe. Su dedicación reveló secretos milenarios que cambiarían nuestra comprensión de la historia precolombina. Sus descubrimientos demostraron que las sociedades complejas existían en Sudamérica mucho antes de lo que se creía.

El año 1999 fue crucial cuando el equipo de Shady encontró bolsas tejidas de juncos perfectas para datación por radiocarbono. Estos artefactos proporcionaron evidencia irrefutable de la antigüedad del sitio. Las bolsas conocidas como «shicras» eran parte de una técnica de construcción innovadora que permitió edificar monumentos impresionantes.

En abril de 2001, la revista Science publicó los resultados que dataron Caral en el 2627 a.C. Este hallazgo revolucionario demostró que Caral existía mil años antes que las grandes civilizaciones mesopotámicas y egipcias. La noticia conmocionó al mundo académico y cambió para siempre la historia de las Américas.

La ciudad de Caral-Supe abarca 626 hectáreas de desarrollo urbano cuidadosamente planificado. Se divide en tres sectores principales: el Sector Superior (Caral Alto), el Sector Inferior (Caral Bajo) y la Zona Periférica. Esta organización demuestra un conocimiento avanzado de urbanismo y arquitectura.

El Gran Templo de Caral mide 150 metros de largo, 110 metros de ancho y 28 metros de alto. Esta estructura monumental supera en tamaño a muchas pirámides egipcias. Su construcción refleja una sofisticada comprensión de la ingeniería y la arquitectura milenios antes de los incas.

Los arqueólogos descubrieron 32 flautas hechas con huesos de pelícanos y cóndores. Además, hallaron 37 cornetas confeccionadas con huesos de venados y llamas. Estos instrumentos sugieren una rica vida cultural y musical en la antigua civilización de Caral-Supe.

Una de las sorpresas más importantes fue el descubrimiento de uno de los primeros quipus. Este sistema de registro de cuerdas anudadas demuestra la existencia de métodos complejos de comunicación y contabilidad. Los quipus serían perfeccionados por civilizaciones posteriores como los incas.

Contrariamente a muchas civilizaciones antiguas, Caral carecía de armas, fortificaciones defensivas o evidencia de guerra. Esta civilización parece haber sido completamente pacífica, enfocándose en el comercio y la cooperación en lugar de la conquista militar. Esta característica la hace única entre las sociedades complejas antiguas.

Caral era el centro de una extensa red comercial que se extendía desde la costa del Pacífico hasta la selva amazónica. Los habitantes de Caral comerciaban con productos de diversas regiones, incluyendo mariscos, algodón, coca y plumas exóticas. Este comercio fue fundamental para su desarrollo económico.

La técnica de construcción de Caral era innovadora. Utilizaban bolsas llenas de piedras usando «shicras» para construir sus pirámides. Este método permitía crear estructuras estables y duraderas. Veintinueve fechas de radiocarbono separadas confirmaron la antigüedad y autenticidad del sitio.

Caral antecede al Imperio Inca en cuatro milenios. Es anterior a las Grandes Pirámides de Egipto y a Stonehenge. Este descubrimiento ha redefinido nuestra comprensión de los orígenes de la civilización en las Américas, demostrando que las sociedades complejas surgieron independientemente en diferentes partes del mundo.

Alrededor del 2600 a.C., cuando Caral florecía, Egipto estaba completando la Gran Pirámide de Keops. Mientras tanto, los estados-ciudad sumerios de Mesopotamia florecían, y Stonehenge todavía estaba a 500 años en el futuro. En América del Norte, solo existían tribus nómadas en ese momento.

La cultura Chavín, previamente considerada la primera civilización de la región alrededor del 900 a.C., fue en realidad un desarrollo posterior a Caral. Este descubrimiento ha reordenado la cronología de las civilizaciones andinas, mostrando que Caral influyó en culturas posteriores durante miles de años.

Alrededor del 1800 a.C., Caral y otros asentamientos Norte Chico entraron en declive. Los habitantes probablemente migraron a regiones más fértiles, difundiendo su conocimiento y prácticas culturales. Esta migración ayudó a preservar y transmitir las innovaciones de Caral a generaciones futuras.

La Dra. Ruth Shady ha recibido numerosos reconocimientos por su trabajo. En 2018, recibió el Premio L’Oréal-UNESCO para Mujeres en la Ciencia. En 2021, fue condecorada con la Orden al Mérito por Servicios Distinguidos del Perú. Estos premios reconocen su contribución excepcional a la arqueología.

En 2024, se descubrió Peñico, una ciudad de 3,500 años que proporciona nueva información sobre la cultura Caral. Este hallazgo continúa expandiendo nuestro conocimiento de la civilización Norte Chico y sus relaciones con otras culturas antiguas de la región.

La Dra. Ruth Shady enfrentó disputas académicas sobre el crédito del descubrimiento con los arqueólogos estadounidenses Jonathan Haas y Winifred Creamer. A pesar de estas controversias, su trabajo riguroso y dedicación han sido reconocidos internacionalmente como fundamentales para entender la historia antigua de América.

Caral-Supe ha cambiado fundamentalmente nuestra comprensión de los orígenes de la civilización en las Américas. Retrocedió la línea de tiempo de la civilización del Nuevo Mundo en más de 1,000 años. Este sitio arqueológico demuestra que las sociedades complejas pueden surgir sin necesidad de guerra o conflicto constante.

Las innovaciones arquitectónicas de Caral se convirtieron en plantillas para civilizaciones andinas posteriores durante miles de años. Las técnicas de construcción, el urbanismo y la planificación urbana de Caral influyeron en culturas como las Chavín, Moche e Inca. Esta influencia perduró hasta la llegada de los españoles.

A pesar de su importancia histórica, Caral enfrenta amenazas continuas de invasiones de tierras, presiones ambientales y expansión agrícola. Además, limitaciones de financiamiento para su preservación ponen en riesgo este patrimonio de la humanidad. La conservación de Caral es crucial para mantener viva nuestra historia común.

El legado de Caral-Supe nos enseña que la cooperación y el comercio pueden ser motores de desarrollo social, no solo la conquista y el control. Esta civilización pacífica nos recuerda que hay múltiples caminos hacia la complejidad social. Su historia continúa inspirando a nuevas generaciones de arqueólogos e historiadores.

Créditos de contenido e imágenes:
www.machupicchu.org

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Este artículo ha sido seleccionado y parcialmente escrito e ilustrado por Inteligencia Artificial (AI) basado en noticias disponibles.

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