LA CASA DE VALLEJO

La casa de Vallejo es mía y de todos, 
es un pequeño rincón de piedras 
techos de tejas y pilares de eucaliptos. 
Está llena de poemas y recuerdos. 
En el pequeño poyo donde Vallejo 
descansaba 
me senté y sentí que él me hablaba 
juntos caminábamos por las calles de 
Santiago. 
El horno donde su madre hacía el rico pan 
y las semitas, está abandonado y muy 
oscuro. 
Semitas que escondía debajo de su 
almohada 
para comerlas por las madrugada. 
El cuerpo donde nació se despojaba 
cuando sentía dolor vertical. 
Vallejo no ha muerto, yo lo siento a mi
lado,
todos los poetas lo deben sentir en su 
corazón. 
Vallejo no hizo daño a nadie. 
El poyo, el horno, su cuarto 
¡Es mío y de todos! 
Tu pueblo es muy bello 
serás siempre devoto 
del Apóstol Santiago el Mayor, 
aunque hayas muerto, siempre 
estarás vivo para él 
¡Vallejo escúchame! 
¡Tú nunca morirás 
tú y yo viviremos juntos!

SARA VASQUEZ.- Trujillo. 
Mención Honrosa en Poesía juvenil en el VI concurso literario de Lundero.

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Este artículo ha sido seleccionado y parcialmente escrito e ilustrado por Inteligencia Artificial (AI) basado en noticias disponibles.

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