“La gripe llegó a Chepén” es un tondero o ritmo del norte peruano, obra de “La primera guitarra del Perú”, don Óscar Avilés Arcos, nacido en Callao, Perú, el 24 de marzo de 1924. Este tema fue lanzado al mercado discográfico en 1971 bajo el sello Odeón, marcando un hito en la música peruana.
La letra de la canción refleja una crítica social, mencionando cómo la enfermedad afecta desproporcionadamente a los más pobres, mientras que los más acomodados parecen quedar indemnes. Esta observación se repite a lo largo de la canción, destacando la desigualdad ante la salud.
En un tono más introspectivo, el autor se describe a sí mismo como alguien ajeno a la localidad, proveniente de “más allá”. Esta expresión podría interpretarse como una metáfora de su perspectiva única o su sensación de no pertenencia, lo cual le otorga una visión crítica de la sociedad.
La canción también incluye una solicitud poética a un árbol, pidiéndole sombra para poder descansar y soñar. Este elemento añade una dimensión de búsqueda de refugio y paz en medio de la adversidad, simbolizando la necesidad humana de consuelo y protección.
Finalmente, la obra culmina con un llamado a la solidaridad y al relevo generacional, instando a los “compañeritos” a seguir adelante y permitir que otros experimenten el mismo afecto y cuidado que ellos recibieron. Este mensaje subraya la importancia de la comunidad y el apoyo mutuo.
La música, un elemento central de esta obra, acompaña la narrativa con el característico ritmo del tondero, enriqueciendo la experiencia auditiva y emocional del oyente. La combinación de la letra con la música crea una poderosa expresión artística que trasciende el tiempo.
El lanzamiento de “La gripe llegó a Chepén” por el sello Odeón en 1971, no solo enriqueció el repertorio musical peruano, sino que también ofreció una plataforma para la reflexión social y la crítica a través del arte. La obra de Óscar Avilés sigue siendo relevante en la actualidad.
La recepción de la canción, marcada por aplausos en su registro, indica la conexión y la resonancia que logró con el público. Este reconocimiento no solo es un tributo al talento de Óscar Avilés, sino también a su capacidad de capturar y comunicar las realidades sociales a través de su música.
En resumen, “La gripe llegó a Chepén” es más que una pieza musical; es un testimonio de las desigualdades sociales, una reflexión sobre la identidad y un llamado a la solidaridad. La obra de Óscar Avilés Arcos permanece como un legado invaluable en la cultura peruana, invitando a nuevas generaciones a reflexionar sobre estas temáticas.
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