Cristo, no quiero verte crucificado.
No más el clavo, el hierro en tu carne
no más la herida en el costado
ya no la hiel en la palabra.
Que Judas no traicione nunca más
no negativas antes que el gallo nos alerte
ni las haya después de medianoche.
No quiero ver sangrando tu mirada
ya no tus heridas para nadie.
No más tu sangre derramada
ya nunca tu esencia fustigada.
Que nunca tu madre quede sola
que no haya mantos con tu astilla.
Quiero verte triunfando en la palabra
en el acto de fe de nuestros hombres;
quiero verte beber de los puquiales
comer todos los días con los niños.
Quiero ver tu pan en cada mesa
tu herida convertida en luz de libros.
Cristo, baja hasta todos los poetas
justifica el canto de su verbo.
Ven Tú, a vivir en cada choza:
justo es que por fin haya justicia
cubrir es preciso y necesario
carencias de todos los que sufren.
Mi Cristo, es justo y conveniente
que al fin vean mis ojos el triunfo
de todo tu amor para nosotros.
Ayúdame Cristo en cada verso
en cada carta, cada acto de amor
en este río de sangre, esta lucha
por la paz total de tu Alianza.
Pertenece a la generación del 80. Promotora Cultural. Dirige el grupo literario “Todas las sangres” que organiza cada año el encuentro Nacional de Escritores Peruanos del cual es coordinadora Nacional. Escribe Cuento Y Poesía.
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