A lo largo de la historia, la humanidad ha buscado constantemente herramientas para simplificar y acelerar la labor del cálculo. Desde las rudimentarias piedras utilizadas como contadores hasta los sofisticados teléfonos inteligentes de hoy, la evolución de los dispositivos de cálculo ilustra la fascinante intersección entre la innovación y la necesidad humana.

El Ábaco: Los Primeros Pasos

El ábaco es uno de los primeros dispositivos de cálculo manual. Originado en Asia 500 años antes de la era cristiana, este sencillo y creativo aparato compuesto por cuentas que se deslizan sobre varillas permitió a los comerciantes realizar operaciones aritméticas complejas sin necesidad de escribir o hacer cálculos mentales. Aunque han existido muchas versiones del ábaco a lo largo de la historia y en diferentes culturas, su principio básico es la posición y el movimiento de cuentas en diferentes varillas. Las varillas representan unidades, decenas, centenas y la posición de las cuentas en la barra determina su valor. Para realizar operaciones de suma y resta, se mueven las cuentas hacia arriba o abajo y cuando faltan cuentas, se sustituyen por una de la barra siguiente y la operación puede continuar.

Quipus: El Lenguaje Ancestral de los Nudos

Antes de hablar de máquinas y dispositivos electrónicos, es esencial recordar una herramienta que proviene de la rica historia de Sudamérica, específicamente de la civilización Inca: el quipu. Aunque no era una “calculadora” en el sentido tradicional, los quipus eran un sistema de cuerdas con nudos que los Incas utilizaban para llevar registros y posiblemente contar historias o eventos. Cada cuerda y nudo tenía un significado particular y, aunque aún no hemos descifrado completamente su lenguaje, es evidente que los quipus representan una forma temprana y sofisticada de codificar y almacenar información. Esta herramienta, que refleja la innovación y adaptabilidad humana, es un claro ejemplo de cómo las distintas culturas buscaron soluciones para gestionar datos y realizar cálculos antes de la era moderna.

Las Máquinas Mecánicas: La Pascalina y el Stepped Reckoner

El deseo de más automatización empujó la invención de dispositivos mecánicos para facilitarlo. Aunque hubo algunos intentos anteriores, en 1642, Blaise Pascal, el matemático y filósofo francés, introdujo la “Pascalina”, que es básicamente la primera calculadora mecánica. Este dispositivo utilizaba ruedas dentadas para sumar y restar números y otras operaciones básicas. Aunque este dispositivo era rudimentario y para multiplicar se tenía que repetir la operación de suma varias veces, sentó las bases para futuras máquinas.

Unas décadas más tarde, el matemático y filósofo alemán Gottfried Wilhelm Leibniz mejoró el diseño de Pascal con la introducción de una máquina, que llamó el Stepped Reckoner, que también podía multiplicar, dividir y calcular raíces cuadradas. Debido al nivel tecnológico de ese tiempo, las partes tenían imperfecciones mecánicas que producían errores en los resultados.

El Nacimiento de la Computadora: La Máquina Analítica de Babbage

En el siglo XIX, Charles Babbage, a menudo llamado el “padre de la computación”, concibió la idea de una máquina analítica. Aunque nunca fue construida por completo debido a limitaciones tecnológicas y financieras, este dispositivo habría sido programable mediante tarjetas perforadas y habría podido realizar cualquier tipo de cálculo matemático.

Es pertinente mencionar a Ada Lovelace, quien es reconocida por haber escrito el primer algoritmo para la máquina analítica y es comúnmente considerada una de las primeras programadoras de la historia, aunque no todos concuerdan con esta designación. Además, ella también recibe el crédito de ser la primera en expresar la idea de que la computadora podría ser usada para cualquier tipo de cálculo, no solamente el matemático.

Las Calculadoras Mecánicas y la Máquina Sumadora de Burroughs

En este punto la historia se bifurca, puesto que antes de que las computadoras emergieran en forma popular, las calculadoras mecánicas se habían establecido como herramientas indispensables. Durante el siglo XIX y principios del XX, la demanda de cálculos precisos y rápidos condujo al desarrollo de varios modelos de estas máquinas.

Un nombre destaca particularmente en esta lid, William Seward Burroughs. A finales del siglo XIX, Burroughs inventó la máquina sumadora, uno de los primeros dispositivos prácticos de contabilidad mecánica. A diferencia de otros dispositivos anteriores, la máquina sumadora de Burroughs ofrecía una solución a los errores comunes de transcripción y cálculo, mostrando el total de una suma automáticamente en un visor. Por esta máquina revolucionaria, la oficina de patentes le concedió a Burroughs, el 21 de Agosto de 1888, la patente por la “máquina calculadora”. Estas máquinas, producidas y comercializadas por la Burroughs Adding Machine Company, se convirtieron en herramientas esenciales en bancos y oficinas de todo el mundo.

El éxito de la máquina sumadora y otras calculadoras mecánicas similares que se desarrollaron en esa época, establecieron una sólida base para la posterior evolución hacia la computación electrónica.

La Revolución Electrónica: El Inicio de la Era Digital

Como tenía que suceder, con el advenimiento de la electrónica en el siglo XX, las computadoras experimentaron un avance monumental en capacidad, velocidad y acceso. La ENIAC, desarrollada en la década de 1940, es considerada la primera computadora electrónica de propósito general. Aunque ocupaba una habitación entera y utilizaba miles de tubos de vacío, su capacidad para realizar cálculos superaba con creces cualquier dispositivo anterior.

Estas computadoras iniciales allanaron el camino para la miniaturización y la creación de los microprocesadores, que eventualmente condujeron al desarrollo de las computadoras personales en la década de 1980. Así, el camino se comenzó a unificar: la necesidad de hacer cálculos rápidos y precisos, ya no necesitaba de un artefacto especializado, la computadora personal era todo lo que se necesitaba en el escritorio.

Sin embargo, las calculadoras ya habían cambiado de hábitat, desde 1970 comenzaron a mudarse de los escritorios a las mochilas de los estudiantes. Las escuelas comenzaron a aprovechar la portabilidad de las nuevas calculadoras electrónicas y a usarlas, y hasta requerirlas, para el desarrollo de los cursos avanzados de matemática de la universidad, e inclusive de las escuelas secundarias.

El Auge del Teléfono Inteligente: Convergencia y Portabilidad

A principios del siglo XXI en la convergencia de la miniaturización electrónica con la revolución de la movilidad, el teléfono inteligente emergió como el epítome de la automatización del cálculo. Estos dispositivos no solo pueden realizar cálculos complejos, sino que también integran comunicación, entretenimiento y una multitud de aplicaciones en un solo dispositivo de bolsillo.

Las capacidades de procesamiento de los teléfonos inteligentes de hoy superan incluso a las de las supercomputadoras de hace unas décadas, evidenciando el impresionante progreso en nuestra búsqueda de herramientas de cálculo más avanzadas.

Conclusión

Por un accidente de la historia, nací en Pacasmayo, donde el señor Lau, dueño de una de las tiendas del pueblo, todavía hacía todos sus cálculos con un ábaco, así que me siento un testigo presencial de esta evolución. Desde el ábaco hasta el teléfono inteligente, la historia de la automatización del cálculo es un testimonio de la capacidad humana para innovar y adaptarse. Cada avance no solo ha facilitado tareas aritméticas sino que ha transformado la forma en que vivimos, trabajamos y nos comunicamos. A medida que la tecnología sigue avanzando, es emocionante imaginar qué nos deparará el futuro en este fascinante viaje de cálculo y computación.