La Copa Mundial de la FIFA Uruguay 1930 fue la primera edición del Campeonato Mundial de Fútbol organizado por la FIFA. Se desarrolló en Uruguay entre el 13 y el 30 de julio de 1930. La FIFA decidió entregar la organización del torneo a Uruguay en conmemoración del centenario de la Jura de la Constitución, que la nación celebraba durante julio de ese mismo año.
En el torneo participaron 13 selecciones nacionales (12 invitadas más el organizador), divididas en 4 grupos: 3 grupos de 3 equipos y un grupo de 4 equipos. Los primeros dos encuentros en la historia de la Copa Mundial tuvieron lugar simultáneamente el 13 de julio, fecha en la que Estados Unidos se impuso a Bélgica por 3-0, mientras que Francia superó a México por 4-1. El primer tanto de la competición fue anotado por el jugador francés Lucien Laurent.
Las selecciones de Argentina, Estados Unidos, Uruguay y Yugoslavia accedieron a las semifinales tras imponerse en sus respectivos grupos. En la final, el anfitrión Uruguay venció a Argentina por 4-2. Desde la fundación de la FIFA en 1904, se planteó la posibilidad de realizar un torneo a nivel mundial. Sin embargo, la recién formada organización no contaba con los recursos y la infraestructura necesarios para semejante evento.
En 1914, la FIFA reconoció oficialmente al torneo disputado en los Juegos Olímpicos como un «campeonato mundial de fútbol para aficionados», tomando la responsabilidad de organizarlo durante las siguientes tres citas olímpicas: desde 1920 a 1928. Hasta esa fecha, la organización del certamen de fútbol olímpico estuvo a cargo de asociaciones nacionales, tales como la Asociación del Fútbol de Inglaterra en 1908 y la Asociación Sueca de Fútbol en 1912.
La lista preliminar de deportes en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1932 no incluía el fútbol, por lo que la FIFA y el Comité Olímpico Internacional discreparon hasta el punto de que finalmente no se incluyera. El 26 de mayo de 1928 se realizó un Congreso de la FIFA en Ámsterdam, donde se votó la creación de un torneo especializado, independiente de los Juegos Olímpicos, abierto a los miembros de la FIFA y en el cual se permitiese el profesionalismo.
Rápidamente, varios países europeos presentaron su candidatura (Italia, Hungría, Países Bajos, España y Suecia), junto a la de Uruguay, en América del Sur. Jules Rimet, presidente de la FIFA en esos años, estaba a favor de la propuesta sudamericana. Uruguay se encontraría a la fecha del Mundial celebrando el centenario de la Jura de la Constitución (18 de julio de 1830), había obtenido de forma consecutiva la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 1924 y 1928, tenía planes para la construcción de un nuevo estadio, y las autoridades del país habían ofrecido pagar los gastos de los participantes.
Al ver que probablemente el torneo se adjudicaría al pequeño país del sur, los candidatos europeos declinaron su candidatura, lo que favoreció a Italia. Sin embargo, el discurso del delegado argentino Adrián Beccar Varela, en el que promovía la candidatura de su país vecino, obligó al retiro de Italia. Se eligió a Uruguay por unanimidad como sede del torneo y se confirmó en el congreso de la FIFA de Barcelona en 1929. Para premiar al campeón, el escultor francés Abel Lafleur creó el trofeo «Diosa de la Victoria», más tarde llamado Copa Jules Rimet.
Tras la adjudicación del torneo a Uruguay, el Comité Organizador repartió las invitaciones de los 16 cupos para el torneo. Ha sido la única edición de la Copa del Mundo sin fase clasificatoria. Todos los países afiliados a la FIFA fueron invitados a competir, teniendo como fecha límite para su respuesta el 28 de febrero de 1930. Con ganas de mostrar su interés en la competición, los países americanos de Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Estados Unidos, México, Paraguay y Perú aceptaron la invitación.
Sin embargo, hubo un notable rechazo entre los países europeos. Argumentaron su ausencia debido a los altos costos que implicaba el viaje en barco a través del océano Atlántico y la grave crisis económica que había afectado al mundo en el último año. Los uruguayos se ofrecieron a pagar todos los gastos involucrados y compensar a los equipos de fútbol profesional por la ausencia de sus jugadores. A pesar de ello, la mayoría siguió rechazando la invitación y asistieron en el mismo mes a la Copa de las Naciones entre clubes en Suiza.
Finalmente Francia, Bélgica, Yugoslavia y Rumania asistieron a la cita en Montevideo. Francia lo hizo debido a la presión ejercida por Jules Rimet, aunque no acudieron Manuel Anatol, una de las figuras deportivas más sobresalientes de aquel país, ni el entrenador Gaston Barreau. Rimet también solicitó ayuda en persona al rey Carlos II de Rumania. El monarca obligó a la participación de sus jugadores, los cuales fueron elegidos al azar personalmente por el Rey en una empresa petrolera rumana.
Los rumanos embarcaron en Génova (Italia), en el SS Conte Verde. Los franceses lo hicieron en Villefranche-sur-Mer el 21 de junio y los belgas en Barcelona (España). El Conte Verde también llevó a Rimet, el trofeo y los tres árbitros europeos designados: Jean Langenus, Henri Christophe y Thomas Balway. Los yugoslavos viajaron en el buque de vapor Florida desde Marsella (Francia).
Debido al rechazo de los países europeos a viajar, la competición redujo el número de participantes de 16 a 13. La idea original fue un torneo por eliminación directa, pero con 13 participantes los organizadores decidieron que los equipos se dividirían en cuatro grupos, a través de un sistema de liga, de los que el campeón de cada grupo se clasificaría para la siguiente fase.
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