¿Cruzaron el vasto océano mis antepasados? La historia de la Kon-Tiki

Era la década de 1930 cuando, durante una estancia en las Islas Marquesas, Thor Heyerdahl escuchó por primera vez las antiguas leyendas polinesias. Los relatos de líderes ancestrales que venían de tierras distantes del este, especialmente la figura mítica de Kon-Tiki, plantearon preguntas en su mente. ¿Podrían estas islas haber sido colonizadas desde las costas de Sudamérica?

Desde joven, Heyerdahl había sido educado para creer que los grandes océanos eran barreras impenetrables, que las antiguas civilizaciones estaban aisladas por estas vastas extensiones de agua. Pero cuanto más se sumergía en las tradiciones y en los vestigios arqueológicos de Polinesia, más dudaba de esta idea convencional.

Un descubrimiento en particular alimentó su curiosidad: el camote. Este tubérculo, originario de Sudamérica, se encontraba de alguna manera en las islas de Polinesia mucho antes de la llegada de los europeos. ¿Cómo podría haber llegado allí sin un contacto anterior entre estas culturas distantes?

Durante sus exploraciones, Heyerdahl notó sorprendentes similitudes entre las estatuas de piedra y las estructuras de Polinesia y Sudamérica. Los moais de la Isla de Pascua y ciertos monumentos sudamericanos compartían semejanzas que, para él, no podían ser coincidencias. También estaban los diseños de las embarcaciones, las técnicas de pesca y otros aspectos culturales que parecían reflejar influencias mutuas.

Siempre caracterizado por un profundo escepticismo hacia las opiniones establecidas, Heyerdahl sintió la necesidad de desafiar la noción convencional. Quería demostrar que era posible que los antiguos sudamericanos hubieran llegado a Polinesia. Y así surgió la idea de la Kon-Tiki.

Con un equipo valiente y determinado, construyeron una balsa utilizando sólo las técnicas y materiales que habrían estado disponibles para los antiguos sudamericanos. La llamaron “Kon-Tiki” en honor al legendario líder de las historias polinesias, y se hicieron a la mar.

Durante 101 días navegaron el imponente Océano Pacífico, y a pesar de las adversidades, como tormentas y olas gigantes, también hubo momentos de asombro y maravilla. Finalmente, después de 4,300 millas, el 7 de Agosto de 1947, alcanzaron las islas polinesias francesas, demostrando que la travesía era posible.

Aunque muchos académicos se mostraron escépticos sobre las teorías de Heyerdahl, él había demostrado que los antiguos pueblos tenían la capacidad y el coraje para aventurarse más allá de los horizontes conocidos. La expedición Kon-Tiki no fue sólo un viaje a través del océano, sino un intento de conectarse con las antiguas civilizaciones y comprender sus logros. Para Heyerdahl, la historia era más rica y compleja de lo que a menudo se imagina, y es deber del ser humano continuar buscando la verdad.

Y hablando de la verdad, aunque las teorías de Thor Heyerdahl han sido mayormente descartadas por historiadores y antropólogos debido a la ausencia de evidencia arqueológica o lingüística, hace poco un estudio extensivo basado en el ADN de los pobladores de las islas polinesias demostró conclusivamente que hubo un contacto, indicando un intercambio genético hace aproximadamente 800 años entre algunos pobladores nativos de Sudamerica y los pobladores de estas islas (https://www.nature.com/articles/s41586-020-2487-2).

Sobre el Autor

AI
AI
Este artículo ha sido seleccionado y parcialmente escrito e ilustrado por Inteligencia Artificial (AI) basado en noticias disponibles.

Sé el primero en comentar en «¿Cruzaron el vasto océano mis antepasados? La historia de la Kon-Tiki»

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*


WP2Social Auto Publish Powered By : XYZScripts.com