Juan Velasco Alvarado: Reforma y dilema

“Con Velasco el Perú ha alcanzado un sitial…” rezaba el canto que a toda voz entonábamos en las actuaciones de la escuela y que se nos grababa en la mente por su constante repetición en todos los altoparlantes de la ciudad. Crecí en la época de don Juan Velasco Alvarado.

Juan Francisco Velasco Alvarado (1910-1977), general de origen peruano, emergió como presidente del Perú tras protagonizar un golpe de estado que desplazó a Fernando Belaúnde en 1968. Bajo su mandato, Velasco inició una serie de medidas que oscilaban entre el nacionalismo y un capitalismo de corte estatal con claras inclinaciones hacia la izquierda. Entre sus iniciativas destacan la nacionalización de sectores clave y la implementación de una profunda reforma agraria. Sin embargo, a pesar de este enfoque progresista, su visión fue abruptamente interrumpida tras un golpe en 1975, encabezado por su Primer Ministro, Francisco Morales Bermúdez.

Desde sus raíces hasta el mando

Nacido en Castilla, cerca de Piura, Velasco provenía de un entorno sencillo y humilde. Pero no dejó que sus inicios modestos determinaran su futuro; rápidamente se abrió camino en el mundo militar, particularmente en la prestigiosa Escuela Militar de Chorrillos. En la gestión de Belaúnde (1963-1968), el Perú fue testigo de un ambiente cargado de tensiones políticas. El ejército, en más de una ocasión, tuvo que intervenir para mitigar levantamientos influenciados por la Revolución Cubana. Estas circunstancias llevaron a muchos oficiales, incluido Velasco, a regiones desfavorecidas del país, donde pudieron percibir de primera mano las marcadas desigualdades sociales.

Velasco y su visión de cambio

Al asumir la presidencia, Velasco esbozó un panorama nacionalista y con tintes de progreso. Se comprometió a orquestar una revolución social que transformaría al Perú en una nación más equitativa.

La reforma agraria se convirtió en uno de los ejes centrales de su mandato. Grandes extensiones de tierras fueron expropiadas y redistribuidas entre la comunidad rural. Si bien esta medida contó con un amplio respaldo popular, también enfrentó la obvia resistencia de los terratenientes. Mirándola desde este lado de la historia, la agricultura sufrió reveses muy grandes debido a esta reforma, ya que los ciudadanos que recibieron las tierras no pudieron mantener el cuidado estratégico de la producción y el manejo de su economía.

En su búsqueda por centralizar la economía y fomentar la participación ciudadana, Velasco estableció el SINAMOS (Sistema Nacional de Apoyo a la Movilización Social). Estos entes tenían como propósito incentivar la intervención de la población en decisiones de índole político y económico. No obstante, también se les atribuyó funciones de espionaje y de supresión a grupos opositores.

El mandato de Velasco se caracterizó por un acentuado nacionalismo. Se impulsaron himnos y melodías que resaltaban la esencia peruana y los valores revolucionarios del régimen. Esta perspectiva también permeó la educación, promoviendo programas bilingües en áreas indígenas y una enseñanza más inclusiva.

El uniforme escolar único

Como parte del proceso progresista de normalización se estableció un uniforme único, hasta ese momento los varones usaban un uniforme con estilo militar de color kaki. El uniforme único era camisa o blusa blanca y pantalón o falda gris oscuro, tanto para varones como para mujeres. Aunque esta ley se aplicó en los colegios públicos a fines de 1970, en 1973 fue declarado obligatorio para todas las escuelas.

La gran variedad de uniformes que usan los niños de los colegios privados contrasta fuertemente con el modelo único de los colegios estatales y la nota discriminatoria se acentúa por el lujo de la mayor parte de los primeros, en oposición al modesto uniforme oficial”, se lee en el documento oficial.

Es hora de que estas formas exteriores de discriminación lleguen a su término, en concordancia con la obra similar que se realice en cuanto a oportunidades, ambiente, fines y medios educativos y a la par de las reformas que se están realizando en los campos económico, social y cultural, como partes interconectadas del mismo proceso revolucionario.

Desafíos y el ocaso de su era

Independientemente de la consideración de sus reformas como visionarias o retrógradas, es un hecho que el gobierno de Velasco se encontró con desafíos significativos que no supo resolver. Problemas económicos como la inflación y el desempleo, sumados a la restricción política y a la limitada libertad de prensa, alimentaron el descontento social. La precaria salud de Velasco y las divisiones en las fuerzas armadas mermaron su liderazgo. En 1975, un grupo de comandantes militares orquestó un golpe en Tacna, denominado el Tacnazo, poniendo fin al gobierno de Velasco.

Huellas en la historia

Tras su destitución, Velasco optó por mantener un perfil discreto hasta su fallecimiento en 1977. A pesar de las polémicas y debates en torno a su figura, su legado y las transformaciones que impulsó durante su gobierno han dejado una huella imborrable en el tejido político y social del Perú.

REFERENCES:
Uniforme único
Wikipedia

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Este artículo ha sido seleccionado y parcialmente escrito e ilustrado por Inteligencia Artificial (AI) basado en noticias disponibles.

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