Investigadores que trabajan en el complejo rompecabezas del Alzheimer están cada vez más cerca de encajar una pieza crucial, al reforzar el vínculo entre nuestro sistema digestivo y el cerebro. Un estudio reciente en animales demostró que el Alzheimer puede transmitirse a ratones jóvenes mediante la transferencia de microbios intestinales, confirmando una conexión entre el sistema digestivo y la salud cerebral. Este nuevo estudio apoya la teoría de que la inflamación podría ser el mecanismo a través del cual ocurre esta transmisión.

Barbara Bendlin, psicóloga de la Universidad de Wisconsin, menciona que las personas con Alzheimer presentan una mayor inflamación intestinal. Además, en aquellos con Alzheimer, se observó que aquellos con mayor inflamación intestinal tenían niveles más altos de acumulación de placas de amiloide en sus cerebros, según imágenes cerebrales. Margo Heston, patóloga de la misma universidad, junto con un equipo internacional de investigadores, examinó la calprotectina fecal, un indicador de inflamación, en muestras de heces de 125 individuos reclutados de dos estudios de cohortes de prevención del Alzheimer. Los participantes se sometieron a varias pruebas cognitivas, entrevistas sobre historial familiar y pruebas para un gen de alto riesgo para el Alzheimer. Un subconjunto también se sometió a pruebas clínicas para detectar signos de acumulaciones de proteína amiloide, una indicación común de que la patología responsable de la condición neurodegenerativa estaba en curso.

Se encontró que los niveles de calprotectina eran generalmente más altos en pacientes mayores, siendo aún más pronunciados en aquellos con placas amiloides características del Alzheimer. Los niveles de otros biomarcadores de la enfermedad de Alzheimer también aumentaron con los niveles de inflamación, y los puntajes de las pruebas de memoria disminuyeron con mayores niveles de calprotectina. Incluso los participantes sin un diagnóstico de Alzheimer tuvieron peores puntajes de memoria con niveles más altos de calprotectina. Heston advierte que este estudio no permite inferir causalidad y que se necesitan estudios en animales para ello.

Los investigadores están ahora experimentando con ratones para ver si los cambios en la dieta asociados con un aumento de la inflamación pueden desencadenar la versión roedora del Alzheimer. A pesar de décadas de investigación, aún no existe un tratamiento efectivo para los millones de personas con Alzheimer en todo el mundo. Sin embargo, con una mayor comprensión de los procesos biológicos, los científicos están acercándose, pieza por pieza. Esta investigación ha sido publicada en Scientific Reports.

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